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CARTAS DE VENTURA A LUCIA

Holguín, Agosto 3 de 1959

 

Srta. Lucía González

Por manos propias.

 

Lucía:

Es mi deseo, y así se lo pido a  Dios, que estés bien, yo gracias al Señor estoy enfermo de las piernas pero estoy ya casi bien.

Amada, tal parece que es permisión divina que siempre haya alguna dificultad en nuestra correspondencia, pues después que te escribí diciéndote de que no había recibido la carta tuya que estaba esperando, me la llevó Verdecia, que tú se la habías dirigido a él, aquí a Holguín. Como en aquella carta me decías que te contestara rápido a Pinar para poderla recibir, y a mi poder llegó con varios días de retraso, decidí no escribirte hasta saber la nueva dirección a dónde podía hacerlo; para ello esperaba tu carta a Bayamo, pero cuando viene a los cultos de espera no pude regresar porque tenía que hacer reposo. Hasta que los demás campañistas regresen (posiblemente sea mañana) y me traigan la correspondencia de Bayamo no pensaba escribir, pero Ángel sale a la tarde para La Playa y aprovecho para escribirte con él, porque pienso que ustedes también estarán ahí el jueves.

De mi enfermedad te diré que cuando llegué aquí casi no podía caminar y el obispo mandó que pasara los tres días acostado hasta que me pusieran mejor, pero pasados los tres días seguía igual y tuve que quedarme mientras los demás de la campaña iban a Manzanillo y a Campechuela. Hoy hace quince días que estoy reposando y todavía no he sanado completamente, aunque ya casi no me duele (te escribo acostado en la hamaca). Hoy amanecí enfermo del estómago también. Parece que las pruebas se pusieron de acuerdo para venir juntas, pero yo glorifico a Dios porque me ha ayudado a soportarlas, y además porque los hermanos se han portado muy bien conmigo, tanto que creo no merezco tantos favores.

Anoche soñé que tú estabas cuidándome preocupada porque yo estaba enfermo, y después soñé que había recibido tres certificados, y uno era tuyo.

De mi trabajo te diré que en Santiago distribuía siempre 30 ó 40 Mensajeros, pero a pesar de esto no he tenido muy buena suerte, porque al día siguiente de terminar de pagar mi pasaje desde Colón, y otros gastos de la máquina, hubo que emprender viaje nuevamente y comprar gomas, con lo que volví a quedarme empeñado. Espero cuando vuelva a trabajar y termine de pagar lo que debo, poder hacerte un regalito, aunque sea pequeño. Mi pluma está regular, demasiado buena para ser tan vieja, pero vieja al fin.

Debido al trastorno de las cartas no sé de mi familia desde el día primero de junio. Creo que al leer tu carta tendré noticias de ellos.

Bueno, Lucía, te diré que no te quiero como lo mereces, pero sí te quiero cada vez más y más, y en nombre de ese amor perdones tantísimas faltas que lleva esta carta, que en parte están justificadas por mi estado y la mala o poca comodidad que tengo para escribir, pero te digo que tengo muchas cosas que quiero decirte y no están escritas aquí.

Dile a Orestes que le recuerdo y oro por él. Igualmente a los demás compañeros. Ora por mí y recuerda que te quiere tu novio,

Ventura Luis